Un nuevo estudio, publicado en la revista Frontiers in marine science ha revisado las prioridades de conservación para los petreles y las pardelas, uno de los grupos de aves más amenazados que existen.

La lacra más extendida es la de los depredadores terrestres introducidos por el hombre (gatos y ratas, sobre todo) en sus colonias de cría, que afectan negativamente a cerca de 90 especies. Le sigue a cierta distancia la captura accidental en artes de pesca, que pese a afectar a menos especies de este grupo, representa una presión muy importante para algunas de ellas, principalmente pardelas y petreles de tamaño mediano y grande. También merecen especial atención la contaminación lumínica, dados los hábitos nocturnos de muchas especies en torno a sus colonias, así como diversas formas de contaminación marina (hidrocarburos, metales pesados, plásticos, etc.), la sobrepesca y el cambio climático.

El estudio es fruto del trabajo de revisión de 38 investigadores de 10 países y 34 instituciones, entre ellas BirdLife International y SEO/BirdLife (concretamente Pep Arcos y Vero Cortés, del Programa Marino, han sido los implicados en esta ONG).

 

Ejemplar de fulmar en acantilado ©Pep Arcos-SEO/BirdLife

 

52 especies amenazadas

Petreles, fulmares, pardelas, paíños y afines, a los que a menudo se hace alusión con el nombre genérico de petreles, representan uno de los grupos de aves más estrictamente ligadas al medio marino. De las 124 especies que forman el grupo, 52 (42%) se encuentran amenazadas según los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y 65 (52%) están en declive.

Parientes cercanos de los albatros, con los que forman el grupo de los Procelariformes, están ligados a tierra firme para criar, generalmente en islotes remotos donde han evolucionado libres de depredadores terrestres. Pero pasan la mayor parte de su vida en el mar, aprovechando los vientos para recorrer miles de kilómetros con el mínimo esfuerzo, en busca del esquivo alimento.

Además de describir las diversas amenazas a las que se enfrentan las aves de este grupo, los investigadores proponen actuaciones de conservación necesarias para contrarrestarlas. Entre ellas, el control de especies introducidas y la restauración del hábitat de cría, la gestión adecuada de actividades que afectan directa o indirectamente al medio marino, y en especial la concienciación del gran público y la implicación de las comunidades locales.

 

Pollo de pardela balear ©Pep Arcos-SEO/BirdLife

 

Zepamed y Luminaves

SEO/BirdLife trabaja en varios de estos frentes, prestando especial atención a los relacionados con las capturas accidentales y la contaminación lumínica. En el primer caso, por segundo año consecutivo implica a los pescadores para buscar soluciones desde un enfoque colaborativo (proyectos Zepamed I y II). En el segundo caso articula su trabajo a través del proyecto Interreg Luminaves, que se desarrolla en las islas macaronésicas bajo la coordinación de SEO/BirdLife.

El coordinador del artículo, Airam Rodríguez, de la Estación Biológica de Doñana, es precisamente uno de los colaboradores de Luminaves. La implicación de SEO/BirdLife en el artículo se ha centrado en coordinar la sección sobre capturas accidentales.

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