Nuestra revista científica, en el «top ten» de las publicaciones ornitológicas mundiales. Por Florentino de Lope
La palabra mágica de nuestra ‘sociedad’ es Ardeola. Qué bien suena con su musical vocalización. Nuestro emblema, logotipo que dibujó Tono Valverde poco después de la fundación. Creo que se inspiró en el significado del nombre de la garcilla cangrejera, la Ardeola ralloides, que poco más o menos traducida del latín quiere decir garza pequeña con aspecto de rascón. La dibujó con una pose un tanto agresiva, y la hemos utilizado durante 50 años, hasta que el maestro Varela propuso su actualización y, con su habitual buen gusto, la estampó con un aspecto más bonachón, menos insolente.
Pero hay más que el emblema: nuestra revista. El primer número apareció en 1954 y poco a poco se fue asentando en su periodicidad con algunos altibajos. Su contenido se basaba en la ornitología ecológica descriptiva. Lógico: hace más de 50 años no se conocía la avifauna de nuestro país y lo primero para poder conservar y estudiar las aves, como en todo, es saber lo que hay, su composición. En 1992 figura por primera vez con la denominación oficial, siendo editora Lali Moreno, y a la par comienzan a publicarse investigaciones cada vez más complejas y artículos más profundos, firmados casi en su totalidad por autores españoles.
Hace más de 50 años no se conocía la avifauna de nuestro país y lo primero para poder conservar y estudiar las aves es saber lo que hay, su composición
En 1997 releva a Lali en el cargo como flamante editor Mario Díaz, al que se le mete entre ceja y ceja que el auge que ya experimenta Ardeola a nivel internacional puede ser causa suficiente para incluirla en el listado de revistas ornitológicas prestigiosas a nivel mundial, habida cuenta del contenido más científico y el enfoque hacia la ecología evolutiva y del comportamiento. Realiza una ardua batalla y poco a poco va ganando terreno. En 2003 toman las riendas de la edición Juanjo Sanz y Andrés Barbosa, que prosiguen en el empeño incluyendo cada vez con más profusión trabajos de autores extranjeros, siguiendo el avance hacia el contenido más científico.
Y estalló la primera bomba: en 2005 Ardeola aparece ya incluida en un modesto lugar 11 de las 17 revistas en el área de Ornithology del Journal Citation Report. Esta base de datos elaborada por la estadounidense Thompson Reuters es la que clasifica todas las revistas científicas mundiales en áreas temáticas y las ordena por su importancia en base a una serie de criterios. Sus parámetros (factor de impacto, cuartiles, número de citas, índice H, etc.) van a misa. Cuando se habla del JCR es como cuando se pronunciaba una sentencia en tiempos de Jesucristo: Roma locuta, causa finita. Con este evento la revista aumenta en cuanto a colaboraciones y contenidos de trabajos extranjeros. En 2008 tomo el relevo de Juanjo y Andrés hasta 2011, cuando me sucede Juan Amat. Todos siempre apoyados, sin condiciones, por los ánimos y sugerencias del Comité Científico de SEO/BirdLife.
Seguimos en el empeño de mejorar y aupar la revista y llega Javier Seoane en 2016 con renovados bríos. Lo último –en 2018– ha sido el cambio de portada, a todo color, y de la denominación: de “Revista Ibérica de Ornitología” que tenía hasta 1991, se ha pasado al pomposo “International Journal of Ornithology”.
Y suena la campanada: Ardeola sube en el ranking y se coloca en el puesto 10 a nivel mundial entre las 25 revistas del JCR. Estamos en el ‘top-ten’
Y con todos estos pequeños retoques suena la campanada: Ardeola sube en el ranking y se coloca en el puesto 10 a nivel mundial, entre las ahora 25 revistas seleccionadas por el JCR. Estamos en el top-ten. Hay que reseñar que existen cientos de revistas ornitológicas en el mundo, pero incluidas en el famoso JCR muy pocas. Parece que hemos ganado poco, un puesto, pero antes había 17 –ahora 25–; también hay más competencia, y el Factor de Impacto (el valor principal) ha pasado de 0,509 en 2005 a 1,200 en 2018, más del doble. Parece poca elevación, pero es muchísimo avance. Debemos rendir un cálido y sentido homenaje a todos aquellos que han colaborado en su espectacular mantenimiento y auge, con especial énfasis a los editores que realizan una ardua y desinteresada labor.
Una anécdota. El pasado 3 de julio acudimos Asunción Ruiz y yo al Senado para celebrar la conmemoración del centenario de la creación de los primeros parques nacionales. Presidida por el Rey tuvo la solemnidad habitual de estos actos. Entre los asistentes había varios científicos y todos ellos, uno por uno, se acercaron a darme la más efusiva felicitación por el hecho que Ardeola ocupase la posición que se merece. Enhorabuena que hago extensiva a todos los socios.
Tribuna de Florentino de Lope publicada en el último número de la revista Aves y naturaleza dentro de la sección «El ala libre»