El 4 de octubre, el Parlamento Europeo votará un informe que pide un «plan de gestión de cormoranes en la Unión Europea». Esto significa, controlar a la población con medidas letales. Junto con BirdLife International proponemos 5 razones por las que este plan no es una buena solución.

1. Las aves marinas van a seguir comiendo pescado.

La industria de la acuicultura está enfadada con las aves marinas por comer pescado. Mientras tanto, casi todas nuestras aguas están sobreexplotadas por la especie humana, que además está acabando con los hábitats de los peces. Al igual que las abejas se alimentan de polen y néctar, la dieta del cormorán consiste en peces, es tan simple como eso. Por lo tanto, es obvio que, cuando salen a buscar comida, los cormoranes se sienten atraídos por masas de agua donde los peces son abundantes y fáciles de capturar. ¿Significa eso que algunos de ellos se sentirán atraídos por las instalaciones de acuicultura? Sí. ¿Hay que acabar con ellos por ello? En absoluto. La ciencia sugiere que la reducción de la población total de cormoranes no reducirá los conflictos a escala local (es decir, las instalaciones de acuicultura), a menos que se haga un enorme esfuerzo destructivo. Si un sitio es popular, los cormoranes que queden, seguirán volviendo – no importa lo bien que se «gestione» la población.

 

2. Los cormoranes ya han estado al borde de la extinción

Fue en la década de 1970 debido a la persecución humana y a la pérdida de hábitat causada principalmente por la actividad humana. Gracias a la Directiva de Aves de la Unión Europea, a partir de 1979 pasó a ser ilegal molestarlos, capturarlos o matarlos, así como destruir sus nidos o robarlos. Esto, unido a la reducción de la contaminación del agua y a la prohibición de algunos pesticidas peligrosos, ha contribuido a que la población de cormoranes grandes se recupere en toda Europa en los últimos 30 años. ¿Es coherente deshacer todo este trabajo sólo porque a los cormoranes les gusta comer pescado?

Cormorán grande fotografiado por Yves Adams.

Cormorán grande fotografiado por Yves Adams.

3. Se ignoran los verdaderos problemas.

Es fácil para las industrias culpar a los cormoranes del descenso de la población de peces, pero la realidad es mucho más compleja. El proyecto de investigación INTERCAFE demostró que cuando se identifica a los cormoranes como un problema para las pesquerías, en realidad hay toda una serie de razones por las que la producción de pescado está en declive, entre ellas: las especies invasoras, el cambio climático, el empobrecimiento de la calidad del agua, la contaminación o el aumento de las algas en las aguas (también conocido como eutrofización). En resumen, para producir peces, la restauración de los hábitats naturales es clave. Matar a los cormoranes no cambiará nada; sin embargo, restaurar los hábitats naturales de los cormoranes y los peces, y gestionar de forma sostenible los humedales, puede aportar parte de la solución a estos problemas.

 

4. Hay otras soluciones

El proyecto INTERCAFE ha desarrollado una caja de herramientas con una amplia gama de acciones de gestión para reducir la vulnerabilidad de los peces a la depredación y disuadir a los cormoranes de sitios específicos. Esto incluye soluciones para hacer que los sitios sean menos atractivos para los cormoranes para anidar o alimentarse y medidas para proteger a los peces (por ejemplo, refugios artificiales para los peces, elementos de disuasión audibles y visuales para los cormoranes, redes y cables aéreos, etc.) Aunque no hay una medida perfecta que funcione en todas las situaciones, todas estas técnicas han demostrado ser útiles para reducir los «conflictos» y merecen recursos adicionales, como los de los nuevos Fondos Europeos de Pesca Marítima y Acuicultura (EMFAF), para explorarlas, desarrollarlas y probarlas.

 

5. Basta con escuchar a la ciencia.

El debate en curso en el Parlamento Europeo sobre la «gestión necesaria» del cormorán grande no se basa en el último consenso científico. El proyecto CormoDist (avalado por la Comisión) concluyó claramente que la gestión de la población no tiene efecto en las interacciones de sitios específicos. Y no es posible saber dónde tendrá impacto la reducción de la población. El Grupo de Investigación sobre Cormoranes de la UICN y Wetlands International, un grupo de expertos que lleva años trabajando en el tema, publicó una carta en la que se pronuncia en contra del plan de gestión, que puede consultarse aquí.

Fuente: BirdLife International

 

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