Si algo caracteriza a la primavera, además de agradables días soleados, campos floridos y alguna que otra alergia, es el canto de las aves. De cada rincón del bosque, matorral o pradera surgen las voces de las aves en forma de trinos y cantos capaces de inspirar a cualquier aprendiz de poeta.
De todas estas aves cantoras, el ruiseñor común se ha ganado la fama de auténtico e incansable tenor. Los machos de esta pequeña y discreta ave, nada más llegar de sus cuarteles de invierno africanos, se asentarán en sus zarzas favoritas y sin más preámbulo iniciarán un concierto que se extenderá tanto de día como de noche durante unas semanas.
Sólo el sexo silencia al ruiseñor noctámbulo
Si tenemos la suerte de tener un ruiseñor en nuestro jardín, quizá alguna vez nos hayamos preguntado porqué gustan de cantar durante toda la noche. Como algunos ya imaginaréis la respuesta está en las hembras, y es que las ruiseñoras gustan visitar a los machos al amparo de la oscuridad, concretamente entre la media noche y las cuatro de la mañana. Es en esos momentos cuando vuelan varios kilómetros visitando los territorios de los machos cantores para evaluar como está la “oferta” y elegir el macho que más les agrade.
¿Y que ocurre cuando las hembras eligen un macho? Pues lo que tiene que ocurrir, ambos se aparearán en el matorral, pero la historia guarda una sorpresa: el señor ruiseñor ya alcanzado su objetivo cesará en sus cantos nocturnos.
De está forma cuando escuchamos a un ruiseñor cantando en mitad de la noche sabemos que escuchamos a un individuo soltero.
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Cantando para los machos
Sin embargo al amanecer todos los ruiseñores, hayan tenido sexo o no, comenzarán de nuevo a cantar desde sus posiciones favoritas. Pero este canto no está dirigido a las hembras si no a los machos vecinos, pues tiene como misión señalar que el territorio ya está ocupado y evitar que otros machos se adentren en él. En esto el ruiseñor, incansable cantor, ha tenido una concesión práctica, emplear el mismo canto con dos fines bien diferentes, de noche para encontrar pareja y de día para mantener el territorio.
¿Son las ruiseñoras melómanas?
¿Pero que es lo que atrae a las hembras del canto de los machos? ¿Les gustará la música o los sonidos encerrarán un mensaje que no sabemos descifrar?
Un reciente estudio demostraba que aquellos ruiseñores que cantan de forma más ordenada y con mayor variedad de elementos sonoros son los que aportan mayor cantidad de alimento a las crías. La repetición ordenada de la misma secuencia de gorgeos se relaciona con la edad del ruiseñor y por tanto con la experiencia reproductiva del mismo. Además un futuro buen padre incluirá en su secuencia musical más gorgeos, trinos y silbidos que otro de peor calidad.
Así que la hembra del ruiseñor percibe en el canto del macho sus aptitudes como progenitor, igual que la hembra de carbonero común cuando valora la intensidad del amarillo de su pretendiente.