Su aspecto es inconfundible: pico negro, plumaje gris y una llamativa cola roja. Su canto, sin embargo, no es tan fácil de distinguir: es capaz de de emitir 30 tipos de llamadas diferentes, además de imitar sonidos humanos y aprender palabras. Quizá todos estos factores han convertido al loro yaco o loro gris (Psittacus erithacus) en una preciada mascota. Sin embargo, las capturas en el medio natural de la especie para su venta ilegal como ave exótica están afectando seriamente a la población en sus hábitats de origen, en África. En Ghana, por ejemplo, se calcula que se ha perdido entre el 90% y el 99% sus loros yaco en las últimas décadas. Casi rozando la extinción.
Esta es la principal conclusión de un reciente estudio realizado en el país africano por investigadores de Ghana y Reino Unido, en colaboración con Manchester Metropolitan University y BirdLife International, cuyo representante en España es SEO/BirLife. Además del comercio ilegal, los autores citan como impactos negativos para la especie la deforestación y las prácticas silvícolas abusivas derivadas de las explotaciones madereras como causas de su declive poblacional, ya que se trata de una especie de hábitos forestales, que hace los nidos en cavidades de grandes árboles.
- Loro Yaco. Imagen de LM Bugallo Sanchez
Además, los científicos consideran probado que una de las causas del declive de su población, es la pérdida de la práctica totalidad de los refugios que utilizaba la especie según datos de 1992. El estudio se hace eco de la drástica caída de encuentros entre ejemplares, diez veces menor que 1990, por lo que les es muy costoso encontrar pareja y reproducirse. También documenta entrevistas con miles de residentes, de las que la gran mayoría de los encuestados –un 96%– percibe un declive general del loro yaco en las áreas donde vive.
En palabras de Nathaniel Annorbah, de la Manchester Metropolitan University y autor principal de la investigación publicada en la revista científica Ibis, se trata de “Una investigación exhaustiva, que ha incluido la visita a puntos que albergaban hasta 1.200 individuos 20 años atrás, y que en la actualidad sólo se han podido observar apenas un puñado de loros”. Nigel Collar, de BirdLife International, refrenda el dato: “Las poblaciones de loro gris en Ghana han caído de forma catastrófica y rara vez se observa ya la especie en el país”.
Comercio ilegal
“Es muy probable que el comercio ilegal haya contribuido a los declives poblacionales posteriores a 1990 que exponemos en este trabajo. Este dato viene avalado por el hecho de que la población de estos loros siguió en descenso, hasta en un 95%, incluso aunque el comercio se ilegalizó entre 1991 y 2012 y las exportaciones reportadas por Ghana apenas alcanzaron los 35 individuos en ese periodo”, subraya Stuart Marsden, de Manchester Metropolitan University.
“Después de una exitosa campaña de colectivos conservacionistas en Ghana, que acabó con la prohibición del comercio del loro gris, los datos del estudio suponen una gran decepción”, indica Japheth Roberts, de Ghana Wildlife Society (GWS), el socio ghanés de BirdLife. “Sin embargo, la investigación nos muestra que hay retos pendientes en el ámbito de la conservación que pueden tener impacto a largo plazo. Al haber tenido éxito anteriormente, es el momento de que la GWS y sus socios aúnen esfuerzos para atajar y revertir el colapso catastrófico de las poblaciones de loros grises en Ghana”, concluye.
La situación de la especie no es solo un problema ghanés sino del conjunto del África occidental. Para Kariuki Ndang’ang’a, jefe del equipo de Gestión de Información y Ciencia de Especies del Secretariado para África de BirdLife, esta situación sugiere que la comercialización de esta especie debería prohibirse en toda la región.
De hecho, los autores se cuestionan si debería seguir existiendo el comercio de la especie en la zona del África central y estiman que debería reconsiderarse el nivel de amenaza reflejado en la Lista Roja de la IUCN tanto para el loro gris como para una especie taxonómicamente muy emparentada, Psittacus timneh, el pequeño loro gris, especie endémica de los altos bosques de Guinea y sabanas colindantes.
Entre 2013 y 2014, el Secretariado para África de BirdLife International y los responsables del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES) apoyaron el diseño de planes de gestión para el loro gris en Liberia, Sierra Leona, República Democrática del Congo y Costa de Marfil, además de urgir a la actualización del que ya existía en Camerún. Estos planes, que incluirían estrategias para realizar seguimientos a la población y monitorizar el comercio de la especie, deben –a juicio de BirdLife– implementarse de inmediato.
El yaco en España
Por motivos sanitarios, la UE sólo permite la comercialización de loros yaco criados en cautividad, como ocurre con el resto de las importaciones de aves silvestres. Fuera de este supuesto, el comercio de especies protegidas puede ser constitutivo de delito de acuerdo con normativa aprobada en 2007 por la Comisión Europea.
Con anterioridad a esta legislación de 2007, se podían importar ejemplares capturados en libertad siempre que cumplieran con la aprobación de CITES, que asigna cuotas de exportación a cada país. El problema es que, con cierta frecuencia, el cupo se superaba, lo que derivaba en sanciones o prohibición temporal de venta de ejemplares de determinados países. De hecho, la organización acaba de anunciar el suspenso de las exportaciones con la República Democrática del Congo, el mayor exportador de la especie. Más de 3.000 ejemplares provenientes de este país, por ejemplo, fueron incautados tras la desarticulación de una red de importación ilegal en España en 1998.
Imagen de Hans Braxmeier
SEO/BirdLife trabaja para asegurar la efectiva aplicación del convenio CITES en nuestras fronteras y garantizar la correcta aplicación de las leyes ambientales comunitarias. En este sentido, SEO/BirdLife coordina la Red Europea contra los Delitos Ambientales (ENEC), cuyo objetivo es lograr una aplicación efectiva de esta regulación en todos los Estados Miembro y fomentar el intercambio de información y experiencias entre diferentes actores implicados en la lucha contra crímenes ambientales como el tráfico de especies.