En la puerta de casa, en la calle, en las redes sociales, en WhatsApp… en estos días va a ser difícil que no nos encontremos, real o virtualmente, con una cría de vencejo que ha caído de su nido antes de tiempo. El motivo principal por el que estas aves caen del nido es que se ven obligadas a saltar por el calor sofocante que se alcanza en su interior.

Desgraciadamente es de esperar que este problema aumente su incidencia año tras año, ya que por un lado el Cambio Climático hará más frecuentes e intensos los eventos de calor extremo, y por otro lado la remodelación y rehabilitación de viviendas expulsa cada año a gran cantidad de vencejos de sus mejores lugares de cría y obliga a emplazar los nuevos nidos en lugares mucho más expuestos a los efectos del calor (por ello es vital que cualquier obra de rehabilitación contemple conservar o recrear los lugares donde estas aves instalan sus nidos cada año en nuestras viviendas)

Los vencejos caídos en el suelo están condenados a morir, por lo que es urgente intentar ayudarlos. La primera opción  siempre es trasladarlos a un Centro de Recuperación para que sean cuidados por profesionales. En situaciones extremas en las que esta opción pueda resultar imposible, podemos sentir el impulso de intentar criar el vencejo nosotros mismos, pero los vencejos son aves muy especiales, que requieren unos cuidados igualmente especiales, necesitando un gran esfuerzo y dedicación para que la joven ave tenga posibilidades de desarrollarse de forma óptima y con posibilidades de sobrevivir en libertad.

 

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AVISO: Si encuentras un ave que necesita ayuda la mejor opción siempre es llevarla a un centro de recuperación. La tenencia de aves silvestres no está permitida por la legislación vigente y nos podemos enfrentar a una sanción si nos la llevamos a casa. En el caso de sospechar que se trata de un ave amenazada, no debemos cogerla bajo ningún concepto, debiendo avisar inmediatamente a los agentes forestales o medioambientales (a través del 112) para que se hagan cargo de ella.

 

Todos los años es probable que miles de vencejos sean criados a mano por personas no especializadas, incurriendo frecuentemente en errores en los cuidados del ave -por la falta de información- que imposibilitan o dificultan su recuperación. Ahorremos al menos a esos vencejos «duchas refrescantes», dietas a base de carne de pollo, o incluso de galletas…

Los vencejos solo presentan un aspecto positivo de cara a intentar su cría a mano: da más o menos igual lo mucho o poco que se impronten hacia nosotros. Una vez liberados, viven en un mundo ajeno al nuestro (el aire), en el que ya saben buscar su comida y se olvidarán de que las personas fueron una fuente de alimento en su «juventud».

A partir de ahí con los vencejos todo son dificultades que vamos a resumir.

Primeros pasos: Recoger y «diagnosticar» al vencejo

  • Coger al vencejo con cuidado pero con firmeza, no dejarle “espacio” para que forcejee en la mano, pues en ese proceso sus plumas se deterioran mucho. ¡No os asustéis! Se aferrará con firmeza a vuestra mano con sus garras; pero en ningún caso os hará ninguna herida ni nada parecido.

 

  • Asegurarnos de que lo que hemos encontrado es un vencejo joven (e ileso) y no un adulto lesionado (a veces los adultos se golpean al intentar acceder al nido y caen aturdidos al suelo). La forma de saber si el vencejo que tenemos en la mano puede volar (adulto) o no es simple: colocaremos la mano que sujeta al vencejo a la altura de nuestro rostro en un entorno en el que el ave tenga espacio para volar (espacio amplio, pues puede que le cueste ganar altura) y simplemente abriremos la mano. Un vencejo adulto sano saldrá volando, un adulto lesionado probablemente intentará volar sin éxito, y si es una cría se quedará aferrada a nuestra mano para no caerse. En ningún caso intentaremos que el vencejo vuele lanzándolo hacia arriba o dejándolo caer desde una altura mayor a nuestro rostro.

Si el vencejo presenta alguna lesión de consideración, como un ala fracturada, lo más probable es que deba ser sacrificado, y desde luego va a ser imposible que nosotros podamos ayudarlo, así que estos ejemplares deben ir sí o sí a un centro de recuperación para su evaluación.

  • Guardar el vencejo en una caja (una de zapatos con unos orificios en la tapa sirve perfectamente) con papel absorbente en su interior.

 

Cosas que NUNCA deberemos hacer

  • Aunque haga calor y el pequeño vencejo parezca sofocado: Nunca lo remojaremos para refrescarlo… Esto puede matarlo a las pocas horas.
  • Nunca sumerjeremos su pico para darle de beber, si entra agua por sus narinas (orificios sobre el pico por los que respira) el agua penetrará en su sistema respiratorio y lo más probable es que tenga una dolorosa muerte por neumonía.
  • No debemos darle de comer lo primero que encontremos aunque creamos que tiene hambre. Los vencejos están adaptados para sobrevivir varios días sin comer, así que lo normal es que unas horas e incluso un día sin recibir alimento no le hagan mucho daño, pero una comida inadecuada sí.

 

Comida: Insectos y solo insectos

Seguro que si preguntamos o buscamos por internet qué dar de comer a un vencejo encontraremos muchas opciones, desde las letales «leche con galletas», hasta los tradicionales piensos de gato o tiras de carne cruda. La realidad es que estas dietas no son apropiadas para un vencejo. La clave del éxito en la cría de un vencejo es alimentarlo con insectos y sólo con ellos. De ello dependerá su peso al volar y la calidad de sus plumas, algo que para un ave que una vez liberada va a tener que mantenerse de forma continuada en el aire volando meses y meses es simplemente crucial.

El alimento base para los vencejos deben ser larvas de tenebrio (también llamado gusano de la harina) y grillos (Acheta domesticus). Los podemos adquirir en tiendas de mascotas exóticas (y ambos se pueden adquirir on-line) o incluso en tiendas de pesca.

También a modo de golosina o para incitar a tomar la comida, podemos dar un gusano de la miel (Galleria melonella) al día al vencejo.

Todos estos insectos hay que adquiridos vivos (nunca deshidratados o congelados), y deben ser mantenidos vivos hasta el momento de la ceba. Lo mejor es guardarlos dentro de sus envases en la nevera para evitar un desarrollo acelerado de las larvas.

Durante el proceso podemos dejar los insectos en un cuenco pequeño con un poco de agua. Con el agua que quedará adherida a ellos no será necesario dar de beber al vencejo.

Cuánto y cómo alimentarlo

Una vez que tengamos la comida adecuada (insectos), el vencejo debe recibir comida con una frecuencia que varia entre cada hora hasta cada tres horas (durante el día) en función de su edad: más frecuencia de tomas cuanto más joven sea.

Lo habitual es que si el vencejo tiene hambre se trague de inmediato el gusano de la miel que le colocaremos en un lateral del pico junto a la comisura (recordad que sólo debemos darle uno al día).

En caso de que sea necesario realizar a la fuerza el proceso de alimentación (ocurre con algunos vencejos) deberemos inmovilizar al vencejo con una mano, pero «envolviéndolo» primero con un papel de cocina, pañuelo,… para no dañar sus plumas con nuestra mano (a la larga si no lo hacemos terminará con las plumas dañadas). Una vez bien sujeto e inmovilizado, bloquearemos el movimiento lateral de su cabeza con el pulgar y el dedo corazón o índice de esa misma mano. Con la ayuda de la pinza (de punta redondeada) forzaremos la abertura de la boca desde un lateral del pico ¡Nunca desde su punta!. De forma inmediata introduciremos el dedo indice de la mano con la que lo mantenemos sujeto para que no se cierre y con rapidez introducir la comida. Sí, suena complicado y al principio lo es, pero poco a poco se va cogiendo práctica. Más que recomendable, es casi obligado consultar este PDF «protocolo de cría»  de la web falciotnegre.com dónde encontraréis ingente información además de imágenes y vídeos ilustrativos de cada paso (estimar la edad de un vencejo, como sujetarlo para alimentarlo,…).

El control de peso

Pesar cada día al vencejo y anotar su peso es un paso importante que no debemos pasar por alto, pues nos servirá para comprobar que todo va bien y la cría se desarrolla adecuadamente. Es imposible dar un peso adecuado para cada vencejo, pero lo idóneo es que cada día gane algo de peso, pudiendo sobrepasar algunos ejemplares con esta dieta los 50 gramos antes de iniciar su fase de «adelgazamiento».

Cuando el vencejo es pequeño puede subir de peso rápidamente, pero poco a poco lo hará de forma más lenta. Debemos saber que un vencejo se resistirá a comer al final de su crianza hasta desesperarnos. Lo hace porque intenta perder peso para que le resulte más fácil volar. Sin embargo esta pérdida de peso debe ser «controlada».

Ampliando su hogar

Cuando el vencejo es pequeño puede vivir perfectamente en una caja de zapatos algo grande. Pero conforme crezcan sus alas necesitará una caja grande en la que poder estirar sus alas por completo. Esto es necesario pues el ave se dedicará a fortalecer sus músculos de vuelo levantando su cuerpo sobre la punta de sus alas abiertas, exactamente como si hiciera flexiones. Podemos dejarlo en una caja de plástico grande, de esas de ordenar cosas, en una habitación tranquila.

Lo que nunca debe hacerse es incitarlo a volar dentro de casa para «que practique», está programado y diseñado para no necesitarlo y las posibilidades de que se dañe por accidente son muy elevadas. No, los vencejos están preparados para volar toda su vida tras ese primer salto.

El momento de la liberación

Saber cuando el vencejo está listo para ser liberado suele ser una cuestión que nos preocupa después de tanto esfuerzo invertido con el pequeño. En realidad no debemos preocuparnos, es él quien sabe cuando está preparado, y nos lo indicará por su ansia de salir volando a la que ve una pequeña posibilidad. Podemos comprobar que las plumas de sus alas (remeras) han crecido por completo ya que habrán perdido sus cañones en la base.

Para liberarlo elegiremos un día en el que no estén previstas lluvias en las siguientes 24 horas en nuestro entorno, escogiendo las horas centrales del día. El lugar deberá estar despejado de obstáculos en un amplio radio, y con no demasiada vegetación para que en el improbable caso de que algo salga mal, resulte fácil localizar y recuperar al vencejo. Nunca elegiremos un sitio elevado (precipicio, terraza de un piso, etc.), un llano o un lugar con una suave pendiente descendiente resultan ideales. Una vez listos sólo tendremos que coger al vencejo, despedirnos para siempre, y con la mano a la altura de nuestra cabeza dejarlo libre. (Nunca debe ser lanzado, o puede terminar mal la suelta).

No debe preocuparnos que nada más salir de nuestra manos el vencejo parezca tener serios problemas para ganar altura, volando a ras del suelo, tras unos segundos de tensión y al aproximarse al primer obstáculo que haya, dirigirá su vuelo hacia las alturas. Es conveniente que lo liberemos cuando haya algún vencejo volando cerca, ya que reconocerá el titubeante primer vuelo de la cría y se lanzará a volar a su lado para animarla y ayudarla en este trascendental vuelo.

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