En numerosas ocasiones, la necesidad de mejorar nuestros edificios entra conflicto con la conservación de nuestra biodiversidad urbana. Un buen ejemplo es el caso de una barriada situada en Orcasitas (Madrid), en la que los bloques de pisos cuentan con cubiertas que contienen peligroso amianto, pero que a su vez sirven de lugar de cría de una gran colonia de vencejos. ¿Es posible mejorar nuestros edificios, bien desde el punto de vista de su salubridad o de su eficiencia energética, sin que ello suponga la desaparición de las aves que los ocupan?

Gracias a la colaboración y financiación del Ayuntamiento de Madrid, y de todos los colectivos implicados en la remodelación de los tejados de este barrio (vecinos, asociaciones locales, arquitectos, empresas constructoras, Comunidad de Madrid), se ha logrado que este año, con buena parte de los tejados renovados (y por tanto con los antiguos lugares de nidificación inaccesibles para las aves), los vencejos hayan podido encontrarse a su vuelta de África con al menos un alternativa: cientos de nidos artificiales a su disposición.

Sin embargo, unas aves tan peculiares como los vencejos, no iban a ser menos «especiales» a la hora de nidificar: la fidelidad que muestran hacia sus nidos es absoluta, rayando la tozudez extrema. Este comportamiento hace que sea muy difícil que ocupen con rapidez otro tipo de nidales, aunque estos reunan todas las características que requiere la especie.

En este sentido, sorprende observar como a día de hoy, parejas de vencejos que llevan ya muchas semanas en el barrio siguen intentando entrar allí dónde encontraban sus antiguos nidos, hoy inaccesibles por las nuevas cubiertas que no permiten acceso a cavidades interiores. Por otro lado, es probable que otras parejas se hayan desplazado a nuevos enclaves, a otras colonias fuera del barrio, a edificios cuyas cubiertas aún no han sido renovadas, o a los nidales artificiales puestos a su disposición.

Aunque parezca extraño, tratándose de una especie tan cercana y habitual como los vencejos, no tenemos mucho conocimiento de cómo se comportan los vencejos en estas situaciones, ni que eficacia tienen la medidas de compensación como la colocación de nidos artificiales.

Gracias a los resultados de los censos realizados gracias a la colaboración de voluntari@s como tú en 2021, no solo fuimos capaces de detectar 266 nidos de vencejos en el área, si no que contamos con un mapa que muestra con precisión su ubicación. Este año, en la que transformación del barrio ha avanzado mucho, nos proponemos replicar el censo, para saber exactamente que han hecho los vencejos que han perdido sus lugares de cría: cuantos nidos hay, si se ha producido una reducción, si las parejas que han perdido sus nidos se han desplazado a tejados sin rehabilitar, y cuantas han optado por ocupar cajas nido.

Y algo aún más útil e importante: los vencejos que han ocupado cajas nido ¿porqué las han elegido? No sabemos si encontraremos algún patrón, pero quizá las cajas ocupadas sean aquellas que se encuentran justo dónde esa pareja de vencejos tenía su antiguo nido (o quizá esto sea irrelevante, solo lo sabremos con tu ayuda). Tu ayuda de este modo, tendrá una utilidad para conocer mejor la especie y mejorar su conservación afinando las decisiones de conservación en base a esta experiencia.