La aparición en enero de 2014 en Corea del Sur de un brote del virus de la gripe aviar del peligroso tipo H5N8 llevó a las autoridades del país a ordenar la destrucción de más de 13 millones de ejemplares de aves domésticas en decenas de granjas por todo el país.
A mediados de noviembre de 2014 la cepa se identificó en los excrementos de algunos ejemplares de cisne chico (Cygnus columbianus) en Japón. Desde el 6 de noviembre de 2014, se han producido brotes de la misma cepa de alta patogenicidad del virus de la gripe aviar A H5N8 en Alemania, los Países Bajos y el Reino Unido que afecta a las aves de corral y los patos de granjas comerciales.
En algunos medios de comunicación europeos se ha dicho que las aves silvestres son responsables de la propagación de la enfermedad entre unos sitios y otros.
Las aves acuáticas silvestres, por ejemplo patos y gansos, son considerados como un reservorio natural para todo tipo de gripe y probablemente los han llevado sin daño aparente durante siglos. Hay evidencias que sugieren que las aves migratorias silvestres pueden transmitir la gripe aviar a las aves de corral domésticas, sin embargo no hay evidencia directa en cuanto a su papel en estos casos recientes y más si se tiene en cuenta que todas las granjas afectadas estaban dedicadas a la cría en interior, sin que las aves de corral tuvieran acceso al exterior.
BirdLife considera que las autoridades locales deberían:
Realizar una evaluación epidemiológica rigurosa para determinar el verdadero origen del virus y los mecanismos de transmisión entre aves domésticas y silvestres.
Focalizar las acciones de control de enfermedades en las explotaciones afectadas con el objetivo de minimizar el riesgo de propagación de enfermedades a otras explotaciones y/o a la vida silvestre.
Garantizar que las granjas afectadas y cercanas cuentan con procedimientos de bioseguridad para evitar el contacto de las aves silvestres con las aves de corral.
Reconocer que focalizar la atención en las aves silvestres puede desviar de formar equivocada hacia ellas recursos que son fundamentales para contener la enfermedad en los focos de infección que son las granjas, ocasionando además perjuicios a la conservación de la vida silvestre y originando pérdidas de biodiversidad.
Abordar la cuestión de la ganadería intensiva, que es una parte del problema.
¿Qué se puede hacer?
Las técnicas de control más eficientes para la propagación de la enfermedad implica mejoras en las medidas de bioseguridad. Eso implica que los criadores de aves de corral y las industrias asociadas reduzcan la posibilidad de contacto entre el ganado infectado y el no infectado, el ganado doméstico y las aves silvestres o el contacto con fuentes de agua y alimentos infectados.
Esto debe ir acompañado del sacrificio rápido y completo de las aves de corral infectadas en el caso de un brote. Las medidas también deben incluir la reducción del contacto entre las aves de corral y los humanos infectados. Otras medidas que se deben considerar incluyen estrictos controles a los movimientos de aves y productos avícolas. Tales medidas deben aplicarse a las aves vivas y a las partes de aves despiezadas.