Tarro canelo

El tarro canelo está presente de forma regular en un número creciente de ubicaciones. Si bien el origen de los efectivos peninsulares actuales es dudoso y sólo se da por segura como silvestre la población canaria, en el pasado reciente era una especie relativamente habitual como invernante en las marismas del Guadalquivir, donde también se conocía su eventual reproducción. De distribución más bien sureña y muy localizada dentro de Europa, la actual presencia de esta bella anátida en muchas localidades españolas se debe, probablemente, a ejemplares escapados de la cautividad o a sueltas intencionadas.

Identificación

El tarro canelo es una anátida de tamaño mediano y aspecto de ganso, con el cuello y las patas bastante largos y alas largas y estrechas. Los sexos son similares y presentan el cuerpo de un color pardo anaranjado, con la cabeza más pálida, color crema, especialmente en la frente y alrededor del ojo. El obispillo y la cola son de color negro irisado, la parte anterior del ala, blanca por encima y por debajo, y el pico, negro.

El macho adulto (dibujo 1) posee un estrecho collar negro y la espalda más lisa que la hembra adulta, que luce, por otra parte, una máscara facial más destacada (dibujo 2).

El joven es similar a la hembra, pero con la espalda más grisácea.

Canto

Suele ser bastante ruidoso. En vuelo (dibujo 3) emite un ang semejante a un trompeteo y un ah-ung disilábico, además de un ahrrr hueco.

En el mundo

El tarro canelo es una especie de distribución paleártica meridional, que ocupa diferentes enclaves en Asia centro-occidental, sureste de Europa, noroeste de África y también las tierras altas de Etiopía.

En España

El tarro canelo tiene distribución restringida a enclaves localizados de las comunidades de Andalucía, Valencia, Aragón, Navarra, País Vasco, Cantabria y Asturias, siendo más notoria y extendida en Canarias, Madrid, el sur de Castilla y León y el norte de Extremadura y Castilla-La Mancha.

Para más información sobre su distribución territorial y otros datos de interés, consulta la ficha del tarro canelo en el III Atlas de las aves en época de reproducción en España.

Desplazamientos

Es una especie migradora en parte de su área de distribución. Probablemente, a la Península y a Canarias llegan algunos grupos pequeños de aves silvestres desde Marruecos en la época posnupcial, de los cuales se nutre la población española.

Población

La Lista Roja Europea de Aves 2021 considera unos 35.500-64.100 ejemplares de tarro canelo, con tendencia desconocida.

El último censo que hubo a escala estatal fue en el 2009 y arrojó un resultado de unas 3.100 aves. No obstante, se valora la posibilidad de que no toda esa población sea reproductora. A escala regional, en Canarias, la tendencia poblacional es positiva. Entre los años 1994 y 2000, la población osciló entre 3 y 6 parejas en Fuerteventura. Entre 2007 y 2014, ya se contabilizaban entre 80 y 375 ejemplares entre los que había 30-54 parejas reproductoras. Desde entonces el aumento no ha cesado y en 2020 se registró el máximo poblacional, que alcanzó 729 aves. En la península existen citas de bandadas numerosas. Por ejemplo, en septiembre de 2018 se registraron 41 ejemplares en La Puebla de Alfinden (Zaragoza). Entre septiembre y noviembre del 2017 fueron 287 aves las registradas en humedales de Madrid. Y en diciembre del 2019 se estimaron unos 100 ejemplares en el embalse de Rosarito (Ávila-Toledo). Estos datos hacen que sea probable que exista una pequeña población reproductora en España que se vaya nutriendo parcialmente de ejemplares escapados de colecciones privadas (III Atlas de las aves en época de reproducción en España y Libro Rojo de las Aves de España 2021).

Hábitat

El tarro canelo frecuenta humedales de varios tipos, especialmente los que le permiten pastar en los bordes. En el interior, además, descansan en llanos xéricos y se alimentan en cultivos de alfalfa, sembrados cerealistas y el suelo de explotaciones ganaderas.

Alimentación

Aunque se trata de una especie omnívora, predomina en su dieta la materia vegetal, en proporciones variables según el lugar y la estación. Se alimenta en campos de alfalfa, donde además de tallos y brotes ingiere semillas e insectos, así como gusanos en suelos húmedos. También se nutre en aguas someras. Es gregario a la hora de alimentarse, por lo que se organiza en bandos o grupos familiares.

Reproducción

El ciclo reproductor de esta especie abarca unos 85 días, de los cuales 28 o 29 corresponden a la incubación y aproximadamente 55 al desarrollo de los pollos, que son capaces de alimentarse por sí mismos al poco de romper el cascarón. No obstante, son atendidos por ambos progenitores, que los defienden ante posibles predadores.

La mayoría de las parejas se reproduce entre abril y agosto.

La puesta consta de ocho o nueve huevos de color blanquecino (aunque a veces llegan a depositar hasta 12). El nido consiste en un agujero en terreno arenoso o arcilloso, tanto natural como excavado por otro animal, ocasionalmente con algo de hierba incorporada. Puede anidar también al descubierto, en lugares alejados del agua, como, por ejemplo, edificios abandonados o cobertizos de granjas, en árboles huecos (a veces, a considerable altura del suelo) o en grietas en rocas y acantilados.

El Tarro canelo aparece como VU – Vulnerable en el Libro Rojo de las Aves de España 2021 y está citado en elListado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, pero no en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

En la península y Baleares el tarro canelo es un invernante que se ha rarificado a lo largo del siglo XX. Actualmente, existen muchos escapes de colecciones privadas y no se descarta que exista una población reproductora muy pequeña. No obstante, la única población silvestre y regular en España es la del archipiélago canario. Población que, a pesar del paulatino aumento en el que se halla, sigue siendo reducida. De ahí la categoría de amenaza.

La amenaza más importante que sufre la especie es la destrucción del hábitat y la extracción de agua para riego en las charcas de Fuerteventura. La caza furtiva y la persecución son también factores de riesgo, así como el expolio de nidos, circunstancia habitual en Fuerteventura, donde los pollos son con frecuencia capturados por los isleños o depredados por gatos cimarrones y gaviotas. También hay una cierta mortalidad por choques contra líneas eléctricas de alta tensión. Otros problemas más recientes son episodios de mortalidad por enfermedad que se han dado en Fuerteventura en los últimos años y la hibridación con aves escapadas de colecciones privadas.

Entre las medidas de conservación propuestas destacan restaurar los principales humedales que podrían ser un hábitat potencial para la especie, realizar censos y tomar muestras biológicas para que pueda establecerse un seguimiento y un control de la población a largo plazo, realizar acciones de cooperación y sensibilización con el sector rural y entre comunidades educativas y establecer relaciones de cooperación con Marruecos y Argelia para la conservación de la especie y sus correspondientes humedales.