Especie pelágica, el paíño ventrinegro solo se acerca a tierra para reproducirse, cuando forma colonias de cría en islotes, acantilados y laderas rocosas, desnudas o con escasa vegetación.
Fuera de la reproducción, siempre en alta mar, se considera que visita con regularidad las zonas con montañas submarinas, por la ascensión de las aguas profundas cargadas de nutrientes, que provocan un gran incremento de productividad en toda la cadena trópica.

Se alimenta de pequeños cefalópodos, crustáceos y peces, capturados en la superficie o en zambullidas poco profundas.

Construye su nido parcialmente excavado bajo una roca o vegetación, sin recubrimiento o con apenas unas briznas de hierba y musgo. La puesta es de un huevo, incubado por la hembra y el macho, alternándose en períodos de uno a pocos días. Se desconoce el período de incubación (40 a 45 días en otros paíños). El pollo realiza los primeros vuelos a los 65 o 70 días de eclosionar.

Uno de los más meridionales, el paíño ventrinegro se reproduce en islas subantárticas, en los límites con los océanos Atlántico e Índico y en islas al sur de Nueva Zelanda.

Tras la cría, se producen movimientos dispersivos hacia el norte y en la invernada alcanza aguas tropicales del Atlántico, Índico y Pacífico Oeste. Sigue considerándose rara su presencia en aguas del hemisferio norte.

Existen unas pocas citas homologadas para España del paíño ventrinegro, todas ellas en aguas pelágicas al nordeste de Lanzarote.

Las observaciones se realizaron en el área marítima Banco de la Concepción, llamada así por la presencia de la montaña submarina del mismo nombre, la cual asciende casi 2.000 metros desde el fondo del mar, coronando a unos 150 metros bajo la superficie. Este singular relieve, en combinación con las corrientes marinas, genera que las aguas profundas cargadas de nutrientes asciendan. Así, se incrementa la productividad de la zona, atrayendo a muchas especies de cetáceos, tiburones, tortugas y aves marinas, por lo que constituye un enclave idóneo para la observación de especies marinas, que en el resto del Atlántico se encuentran muy dispersas y por tanto difíciles de avistar.

En septiembre de 2011 tuvo lugar la primera observación de esta especie en una salida pelágica inédita hasta entonces, repleta de otras observaciones.

Otros avistamientos realizados en el mismo emplazamiento y en condiciones similares tuvieron lugar en los meses siguientes, tratándose siempre de un ejemplar:

– agosto de 2012.
– septiembre de 2016.
– septiembre de 2017.
– septiembre de 2018.
– septiembre de 2019.
– julio de 2023 (esta última observación, desde un ferry comercial).

Tras esta serie de observaciones, precedidas por otra aún más al norte, (Madeira, Portugal, agosto de 2011), se podría concluir que tal vez el paíño ventrinegro no sea tan extremadamente raro en nuestras aguas, al menos en algunas zonas y épocas concretas.