Ante los daños de las avenidas del río Ebro, SEO/BirdLife insiste en la necesidad de poner en valor el importante papel que juegan las crecidas para la salud de todo el ecosistema fluvial, y el que deben jugar las zonas de inundación, sean o no de dominio público hidráulico. Según la organización ambiental, la experiencia ha demostrado que una gestión adecuada de estos espacios, retirando y retranqueando motas y devolviendo al río el terreno ocupado, no sólo supone un reconocimiento de los beneficios que el río aporta al bien común sino que además minimiza los riesgos frente a las crecidas e incrementa la protección ambiental de los espacios protegidos por la normativa de la Unión Europea.

 

Gracias a los desbordamientos del Ebro llegan sedimentos al delta del Ebro, aportando nutrientes a la plataforma continental y frenando el avance marino en el delta ©Carles Montserrat

Gracias a los desbordamientos del Ebro llegan sedimentos a su desembocadura, que aportan nutrientes a la plataforma continental y frenan el avance marino en el delta ©Carles Montserrat

 

De proceder así, en opinión de SEO/BirdLife, las avenidas del Ebro no provocarían roturas incontroladas de barreras artificiales (motas), hecho que da pie a inundaciones, que pueden afectar tanto a parcelas agrícolas, granjas de intensivo o cascos urbanos. “El Ebro inundaría zonas destinadas a bosques de ribera o terrenos con actividades no vulnerables frente a las avenidas, y mejoraría la fertilización de los suelos sin causar graves daños materiales o personales, y evitando daños en los núcleos urbanos consolidados”, explica el delegado de SEO/BirdLife en Aragón, Luis Tirado.

 

La organización conservacionista recuerda que los ríos y sus ecosistemas, como los humedales o el litoral, proporcionan unos beneficios que, en muchas ocasiones, no son valorados adecuadamente. Es el caso del río Ebro, las riberas y sus zonas inundables, donde se ensancha como consecuencia de avenidas ordinarias y extraordinarias que han sido ocupadas fundamentalmente por campos de cultivo, y más recientemente por granjas de porcino. En concreto, se calcula que desde 1927, el espacio fluvial y sus zonas inundables se ha visto mermado en un 45%.

 

“Estos terrenos han sido protegidos por motas, que impiden un adecuado funcionamiento del ecosistema fluvial, lo que ha convertido al Ebro en un canal artificial donde el agua ve incrementada su velocidad y, con ello, su efecto destructivo sobre las motas”, explica Tirado. Y añade: “En muchas ocasiones, las roturas se producen en puntos y momentos imprevisibles. Algo que puede afectar a cascos urbanos, poner en peligro a las personas y dificultar la coordinación de los planes de emergencia para estos episodios”.

 

Por ello, SEO/BirdLife aboga por gestionar el riesgo, y no por perseverar en soluciones parciales que van contra la propia funcionalidad del ecosistema. Salvo excepciones muy puntuales, se sigue fomentando el enfoque tradicional, que ha consistido en plantear soluciones estructurales (construcción de presas, encauzamientos, motas de defensa…) a pesar de que, como se ha visto en el pasado (tras décadas de ejemplos), no solucionan el conflicto, ocasionan importantes pérdidas agrícolas y generan una preocupante sensación de inseguridad en los pueblos de la ribera.

 

Ante el reto del cambio climático, el futuro será diferente del pasado, y esto hace necesario trabajar para reducir la incertidumbre, así las respuestas deben ir dirigidas a reducir la exposición y la vulnerabilidad.

 

Río Ebro en su trampo medio

Río Ebro en su trampo medio

 

¿Ríos sucios?

SEO/BirdLife niega que los ríos como el Ebro estén ‘sucios’ y sean necesarias ‘limpiezas’, al menos en cuanto a la presencia de grava o vegetación de ribera. Más aún, la organización estima que la extracción de gravas y la eliminación de vegetación de las riberas nada tienen que ver con limpiar los ríos, y que su presencia cumple una función clave en la correcta carga y descarga de los acuíferos, y a su vez actúa como cobijo para el desove y refugio de la excepcional fauna de este ecosistema. Además se mueven y varían con la llegada de cada riada.

 

“La actual práctica consolidada de extracción de gravas causa alteraciones graves a los bosques de ribera y su vegetación adyacente, una infraestructura natural que ayuda a minimizar la potencia de las riadas, y por supuesto sus riesgos, que en general modifican el comportamiento de las corrientes. Además, esta práctica no ha solucionado el problema que, según las previsiones climáticas, tenderá a agravarse. Se trata de un derroche económico demostrado por la propia Confederación Hidrográfica del Ebro, que dispone de estudios propios de rendimiento y, en muchas ocasiones, no se lleva a cabo por motivos de seguridad sino por dar algún tipo de respuesta cortoplacista a las quejas”, apunta el delegado de SEO/BirdLife en Aragón.

 

Las aves y la biodiversidad en general, necesitan ríos vivos y naturalizados

Las aves y la biodiversidad en general, necesitan ríos vivos y naturalizados

 

El propio presidente de Aragón, Javier Lambán, ha solicitado al presidente del Gobierno Mariano Rajoy una inversión de 80 millones de euros en ‘limpiezas’ del cauce del río Ebro, cuando estudios científicos y técnicos de la propia Confederación Hidrográfica del Ebro demuestran su inutilidad para resolver el problema, ni tan siquiera a corto plazo. SEO/BirdLife considera que el presupuesto debe ir dirigido a compensar a los agricultores y ganaderos que se les inunde las explotaciones y permita laminar las avenidas de una manera controlada y a medio plazo la compra, expropiación o arriendo de las parcelas de particulares situadas en las zonas de inundación habituales del Ebro.

 

Después de décadas de lucha infructuosa contra los efectos de las inundaciones del Ebro mediante “limpiezas” del río, es el momento de tomar decisiones que sean efectivas y tranquilicen definitivamente a las personas afectadas, devolviendo al río el terreno que necesita.

 

SEO/BirdLife apoya a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y solicita que se ejecute el Plan de Gestión de Inundaciones de la Cuenca del Ebro. Considera asimismo necesario que la CHE, junto a los departamentos que gestionan el Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, lidere una campaña para lograr la devolución del espacio fluvial al Ebro, en la protección del río apoyado en un proceso real de participación social, comunicación e información junto con las gentes de la ribera, lo que permitiría su adecuado funcionamiento pudiendo ensancharse en estos episodios puntuales, y redundando en el beneficio de todos.

 

Se trata, al fin y al cabo, de evitar en todo momento que los núcleos urbanos consolidados se vean afectados año tras año por las inundaciones debido al estrecho canal en que hemos convertido el Ebro y reducir la angustia que periódicamente tienen que sufrir miles de personas cuando crece el río”, resume Luis Tirado. Y finaliza apuntando que “un pueblo que finalmente no se inunde no significa que no haya sido afectado, el daño psicológico y moral constante que sufren estos pueblos por el miedo a las inundaciones puede y debe reducirse, es responsabilidad de todos y tenemos los mecanismos para ello”.

 

 

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