DECÁLOGO PARA UNA TRANSICIÓN ENERGÉTICA COHERENTE CON LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA

  1. La transición energética es urgente ante un escenario de emergencia climática
    planetaria. Y más, en países vulnerables como España. Las energías renovables
    (eólica y solar, fundamentalmente) jugarán un papel importante a corto y medio
    plazo, dado su grado de madurez tecnológico. Sin olvidar el ahorro y la eficiencia. La
    energía más sostenible es la que ni se produce, ni se consume.
  2. La transición energética debe ser modélica en tiempo y forma. No basta un simple
    trasvase de fuentes energéticas fósiles a fuentes renovables. Se requiere un cambio
    de modelo social, territorial y económico profundo, que Será posible con:
    investigación, planificación, regulación y diálogo. Los aspectos sociales y
    ambientales deben incorporarse plenamente en la planificación del despliegue de las
    renovables a corto y medio plazoy, al mismo tiempo, es crucial la investigación a
    medio y largo plazo sobre nuevas fuentes de energía limpia y modelos de consumo
    alternativos y de futuro, que reduzcan de forma drástica la demanda y con ello, la
    necesidad de incrementar la potencia instalada.
  3. Una gestión política responsable debe incluir en la discusión a todos los actores
    implicados y ofrecer reglas claras tendentes a minimizar el impacto ambiental y
    maximizar el beneficio social.
  4. La reflexión sobre el dónde y el cuánto es decisiva para garantizar la sostenibilidad
    de la transición energética. El desarrollo de las renovables debe respetar el
    patrimonio natural y la biodiversidad en todas las fases de su vida útil, incluyendo su
    desmantelamiento. Para ello, es esencial una planificación territorial vinculante, que
    garantice la exclusión de las áreas de alto valor y priorice la ocupación de espacios
    ya degradados y antropizados. Asimismo, se debe extender el uso de buenas
    prácticas ambientales y sociales por parte de los promotores. Se necesitan también
    estrategias que primen el ahorro energético y la generación distribuida, frente al
    actual modelo centralizado en grandes instalaciones lejos de los grandes núcleos de
    población.
  5. La investigación sobre nuevas fuentes, modos de uso, ahorro energético y
    conservación de la biodiversidad es en la actualidad un campo de oportunidades
    abierto y de desarrollo dinámico. La evaluación continua de los avances en ciencia
    es esencial a corto, medio y largo plazo. En España hay grupos punteros que pueden
    generar ideas innovadoras.
  6. El proceso debe ser transparente. La sociedad civil debe conocer cómo se está
    organizando y planificando el despliegue de estas energías en el conjunto del
    territorio español, así como en qué estado de la tramitación se encuentran la
    totalidad de las iniciativas y qué potencia representan sobre el objetivo a cumplir
    establecido en el PNIEC 2021-2030. Sin transparencia el rechazo social puede frenar
    el ritmo de la transición energética sostenible y resiliente que la sociedad necesita.
  7. La transición energética no debe dejar a nadie atrás y debe ser justa con las zonas
    afectadas por la descarbonización. Del mismo modo, acabar con la pobreza
    energética es central en las democracias contemporáneas. Promover un acceso
    justo y equitativo a estas tecnologías es un reto social a conseguir.
  8. La transición energética será modélica si alcanza a todo el sistema energético.
    Además, el proceso de planificación debe tener presente también el futuro. De ahí
    que, reversibilidad, flexibilidad, mejora del conocimiento y seguimiento del impacto
    real sean claves en todo el sistema energético.
  9. La transición energética debe ir más allá de la mera producción de energía
    renovable. Estas tecnologías no sólo modifican los paisajes físicos y biológicos, sino
    también los paisajes económicos, industriales, e incluso los emocionales. Deben ser
    pensadas no sólo como agentes generadores de energía, sino como promotores de
    espacios de gestión diversos y descentralizados que pueden dar lugar a nuevas
    ruralidades más resilientes. Así, pueden contribuir a poner freno al proceso de
    despoblamiento del medio rural y promover la creación de empleo auténticamente
    verde y de calidad.
  10. La transición energética es cosa de todos. No podemos delegarla o reducirla a las
    necesarias iniciativas de las empresas energéticas. La ciencia debe avanzar y la
    sociedad en su conjunto debe ser un actor principal -informado y formado- del
    cambio de modelo energético, lo que se traducirá en una reconfiguración de la
    demanda hacia modelos más sostenibles y de menor consumo. La democratización
    del nuevo modelo energético es la única garantía de éxito real.

Más información: Renovables Responsables – SEO/BirdLife

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