• Los humedales artificiales se consolidan como los espacios en los que se reproducen las aves acuáticas, indicadoras de buena calidad de agua, mientras que la presencia de vegetación sumergida en el lago muestra, aunque tímidamente, una mayor capacidad de albergar la nidificación de dichas especies.

 

  • Confirmada la reproducción de la garceta grande por primera vez en l’Albufera, mientras que la garza imperial, con 76 parejas, vuelve a cifras no censadas desde los años 80.

 

  • Sin embargo, dos de las principales garzas coloniales, la garza real y garceta común, que tienen una mayor dependencia del arrozal para su alimentación y forman en l’Albufera la tercera colonia en importancia del Mediterráneo occidental, muestran cifras lejos de los máximos recientes.

 

Durante los meses de abril a julio, técnicos de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) y la Oficina de Gestión Técnica del Parc Natural de l’Albufera (Conselleriad’Infraestructures, Territori i MediAmbient), con el apoyo del Servicio Devesa-Albufera del Ayuntamiento de Valencia, han llevado a cabo el seguimiento intensivo de las aves nidificantes en el Parc Natural de l’Albufera.

 

Garza real ©Pablo Vera

Garza real ©Pablo Vera

 

En total, 37 especies de aves acuáticas se han reproducido en l’Albufera durante 2016. Entre ellas, las especies cuyos requerimientos ecológicos les permiten ser utilizadas como indicadoras de calidad del agua en este espacio, como el pato colorado y la focha común, han alcanzado las mejores cifras de los últimos años. Los humedales artificiales del Tancat de la Pipa y Tancat de Milia, por este orden, suponen en la actualidad los espacios que acogen a un mayor número de parejas de estas especies. En el caso del Tancat de la Pipa, por ejemplo, con apenas 40 ha, ha albergado el 60 % de las parejas de focha común de toda l’Albufera.

Antiguos arrozales con buena calidad del agua 

El valor que estos espacios aportan a l’Albufera se debe a que estos antiguos arrozales albergan hábitats con agua de buena calidad gracias a los procesos de depuración del agua mediante su circulación a través de espacios con vegetación autóctona. Así, otras especies como el ánade friso y la focha moruna, especie catalogada En Peligro de Extinción en España han escogido el Tancat de la Pipa como único lugar de reproducción en todo el parque natural. Además, suponen hábitats adecuados para la alimentación de especies nidificantes en el entorno, como el caso de la garceta grande, especie que ha nidificado por primera vez en l’Albufera, en un carrizal anejo al Tancat de la Pipa, donde los adultos se han alimentado durante el período de nidificación.

Durante los meses de abril y mayo, el lago de l’Albufera experimentó el mayor desarrollo reciente de la vegetación sumergida, reflejando una mejora del ecosistema acuático no vista desde los años 60, cuando la vegetación cubría gran parte del lago. Aunque tras el primer lavado de los arrozales tras la siembra esta vegetación colapsó, en algunos rincones del lago la vegetación acuática se mantuvo durante la época de cría. Gracias a esto, hasta 9 parejas de pato colorado se han reproducido en el lago. A pesar de ser una cifra modesta, no se ha registrado desde al menos la última década y refleja, aunque tímidamente, el potencial valor que para las aves acuáticas puede alcanzar l’Albufera en buen estado ecológico.

La garcilla cangrejera y la garza imperial, ambas catalogadas como Vulnerables en el Catálogo Valenciano de Fauna Amenazada, y cuya alimentación se basa en pequeños peces y culebras de agua que encuentran en acequias y ambientes de vegetación natural con aguas someras (incluyendo los humedales artificiales), muestran respectivamente una tendencia estable y en aumento. En el caso de la garza imperial, en 2016 han nidificado en l’Albufera un total de 76 parejas, una cifra que no se alcanzaba desde finales de los años 80.

Garzas y garcetas

Sin embargo, no todo son buenas noticias. La colonia de garzas, una de las más importantes del Mediterráneo occidental, y la tercera de España, se mantiene en cifras similares a los últimos 4 años, aunque habiendo perdido un 39 % del número de parejas respecto a 2011. De hecho, la garza real (278 parejas) y garceta común (909 parejas), las especies que muestran un descenso de la población reproductora (un 35 % y un 49 %, respectivamente, del censo de 2011), son las que presentan una alimentación más restringida a los arrozales, por depender de peces y cangrejo rojo.Los resultados ponen de manifiesto, una vez más, la estrecha relación entre la agricultura y la conservación de la biodiversidad, así como la necesidad de una gestión agronómica del cultivo del arroz que tenga en cuenta los valores naturales del espacio.

Las aves, debido a su íntima relación con los ecosistemas, son fieles indicadores del estado de salud de los mismos. Por esta razón, el seguimiento a largo plazo, junto con estudios detallados sobre los aspectos que afectan a la reproducción de estas especies, representa una herramienta fundamental para identificar medidas adecuadas de gestión y amenazas sobre las poblaciones de aves con el objetivo de definir nuevas medidas de gestión y conservación.

 

 

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