• El cambio de estación implica dos circunstancias sobre las que se debe prestar especial atención: la llegada de especies migratorias y el repunte del uso de veneno en el campo

  • Los cebos envenenados es una de las cinco fuentes de intoxicación de las aves migratorias

  • La sensibilidad del milano real al veneno hace que sea considerado como un indicador de la presencia de este delito ambiental

 

Estamos en época de migración, con el otoño que llega el próximo 22 de septiembre, miles de aves vienen a nuestro territorio donde encuentran mejores condiciones climáticas y acceso a fuentes de alimentación. Uno de los grupos de aves que llega a la Península es el de las rapaces y entre ellas, el milano real, declarado En peligro de Extinción según el Catálogo Español de Especies Amenazadas y En Peligro en el Libro Rojo de las Aves de España.

A pesar de la paulatina recuperación de la especie, constatada en el último censo nacional realizado en 2014, su estado es aún delicado y según los expertos, el veneno ha sido uno de los principales problemas de conservación del milano real en los últimos 20 años, contribuyendo al declive del 31% de su población en España. La sensibilidad de esta especie al veneno hace que sea considerado como un indicador de la presencia de esta amenaza.

La colocación de cebos envenenados en el campo es un delito según el artículo 336 del Código Penal, pero es uno de los métodos de control de predadores más utilizado en todo el mundo y una de las principales amenazas de la biodiversidad en España.

El milano real es una de las rapaces más afectadas por este delito. Según el informe Situación del Veneno en España, entre 1990 y 2015 se registraron 1.187 ejemplares muertos por cebos envenenados, siendo solo una referencia ya que uno de los mayores inconvenientes de este delito es que se desconoce su dimensión total por la dificultad de encontrar los animales afectados en la inmensidad del campo. “Si consideramos que esa cifra podría ser únicamente el 3% de los milanos reales  realmente envenenados podríamos hablar de unos 39.500 ejemplares muertos por esta causa en los últimos 25 años” afirma David de la Bodega, responsable de Justicia ambiental de SEO/BirdLife.

 

Milano real, envenenado ©SEO_BirdLife

Milano real, envenenado ©SEO_BirdLife

 

De 53 milanos reales marcados en el programa Migra de SEO/BirdLife, cuatro murieron por veneno y es la principal causa de muerte de los ejemplares marcados de esta especie. David de la Bodega, apunta: “Estamos  en un momento delicado para nuestra fauna y en especial para las aves que recorren cientos de kilómetros para pasar el invierno en nuestro país. Los meses de octubre y noviembre, coincidiendo con tiempos de paridera, abren un periodo en el que nos encontramos un repunte en la incidencia de este método no selectivo de control de predadores”.

“Las aves nos demuestran cada año la necesidad de trabajar de manera conjunta y coordinada con todos los países  en los que habitan, tarea en la que SEO/BirdLife está plenamente comprometida. De nada sirve evitar el uso de cebos para conservar especies migratorias en nuestro país si no trasladamos ese esfuerzo a otros países donde finalmente pueden morir envenenadas y viceversa”, añade De la Bodega.

En la última reunión celebrada este año del Grupo de Trabajo para la prevención del envenenamiento de la Convención sobre Especies Migratorias (CMS), coordinado por SEO/BirdLife, se acordó un plan de trabajo para este grupo dirigido a limitar el impacto que suponen las cinco fuentes de envenenamiento de las aves migratorias: los cebos envenenados, los rodenticidas, los insecticidas, los medicamentos veterinarios como el diclofenaco y el plomo (en municiones y pesas de pesca). Estas cinco fuentes, según  los 38 expertos del grupo de trabajo de 16 nacionalidades, a parte de poder causar la muerte de los animales producen la pérdida de orientación migratoria, la reducción del éxito reproductivo o el aumento del riesgo de depredación.

Desde SEO/BirdLife se insiste en la necesidad de reforzar la lucha contra el veneno en nuestro país. La ONG considera fundamental el compromiso del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) para dotar económicamente  las líneas maestras de la Estrategia Nacional contra el Uso Ilegal de Cebos Envenenados. “Hay que seguir apoyando la formación de servicios técnicos y jurídicos de las comunidades autónomas y de agentes de la autoridad, apoyar la investigación del delito y continuar con la creación de más unidades caninas especializadas en la detección de venenos», concluye David de la Bodega.

 

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