Como cada año a mediados de agosto se inicia el periodo de caza de la media veda, momento en que se autoriza la caza de especies de aves como la codorniz común, que presenta un alarmante declive de más del 50% y que ha sido incluida en el Libro Rojo de las Aves de España como especie “En Peligro”.
Apremiamos a a las comunidades autónomas, competentes en este ámbito, a que no autoricen la caza durante la media veda, que comenzará a mediados de agosto y se prolongará hasta finales de septiembre, de especies de aves que cuenten con un estado de conservación desfavorable, tal y como marca la normativa (también para cualquier época del año). Es el caso de la codorniz común, especie declarada Ave del Año 2020 precisamente por su alarmante declive y de la que se están llegando a cazar alrededor de 1.150.000 individuos (según las estadísticas anuales de caza publicadas por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico).
De igual modo, solicitamos a las comunidades autónomas que se mejoren y se coordinen los mecanismos de mejora de la información que proporcionan las bolsas de caza y que se desarrollen mecanismos ágiles y rápidos para poder paralizar la caza en media veda de estas especies los años en que se adelanta o atrasa la temporada de cría y que esta se solapa con los días hábiles de caza.
Durante la época estival se sigue desarrollando la media veda, una práctica cinegética donde se cazan miles de aves, muchas de ellas migratorias. Dependiendo de la climatología y de las zonas donde se hayan reproducido, algunas de estas aves todavía no habrían finalizado su periodo de cría o estarían a punto de hacerlo, cuando son abatidas antes de terminar su reproducción o de poder emprender el viaje de regreso a sus lugares de invernada. A estas aves reproductoras se unen las que no se han reproducido, los ejemplares jóvenes que nacieron en la península ibérica y las aves que llegan de otras latitudes para posteriormente proseguir su viaje migratorio, por lo que las decisiones que se tomen aquí pueden tener efecto sobre las poblaciones reproductoras de otros países.
Entre las especies más cazadas en esta época está la codorniz común, la tórtola europea y varias especies de palomas.
Alarmante situación actual
“Otro año más se autoriza esta práctica en una época delicada para estas especies, que además sufren una grave pérdida de hábitats y un declive alarmante. Y no sólo eso, ya que otras especies que no son consideradas cinegéticas, pueden verse afectadas por las molestias de la media veda durante el final de su época reproductora, como avutardas, sisones y otras aves de ambientes agroesteparios. Además, en años especialmente secos como este o con una climatología adversa, las especies son más vulnerables, especialmente si tenemos en cuenta que el cereal se ha recogido antes y quedan menos lugares donde criar o refugiarse”, asegura Nicolas López, responsable del programa de conservación especies amenazadas de SEO/BirdLife.
A estas circunstancias se suma el hecho de los incendios forestales que están asolando el país, y que han calcinado miles de nidos, dejando a muchas especies de aves sin zonas para criar, refugiarse o alimentarse, especialmente para aquellas que crían en el suelo. Es por esto, que, atendiendo la normativa, subrayamos que tampoco se debería autorizar la caza en los terrenos incendiados, ni durante la actual temporada de media veda, ni durante los siguientes periodos cinegéticos, hasta que no se recupere mínimamente la cubierta vegetal de las zonas incendiadas.
Declive de las poblaciones y aumento de las capturas
De acuerdo con los datos estadísticos sobre el número de capturas ofrecidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la tendencia general es de un aumento anual de las capturas de codorniz común desde 2005 a 2019. No obstante, se siguen cazando una media de más de 1.150.000 codornices al año, lo que resultan cifras del todo insostenibles.
Según los datos sobre las tendencias obtenidos del programa SACRE 2021, durante el periodo de 1998-2021, las poblaciones de codorniz común, Ave del Año 2020, sufrieron sufrido un declive de más del 50% a nivel estatal (Grafica 1).
“Teniendo en cuenta el estado demográfico de las poblaciones silvestres, es preocupante el hecho de que muchas administraciones autonómicas sigan autorizando la caza de codornices comunes a pesar de reconocer su acentuado declive”, apunta Nicolás López.
Con respecto a la codorniz común, declarada en 2020 como Ave del Año, la situación es grave, porque los altos niveles de explotación cinegética y la hibridación con ejemplares procedentes de granjas suponen una presión adicional a unas poblaciones que sufren ya un declive muy acusado. Debido a este alarmante declive y al descenso acusado de sus poblaciones fue incluida en el Libro Rojo de las Aves de España con la categoría de “En Peligro”, solicitando a su vez al MITECO la protección de la especie a nivel estatal mediante la inclusión en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.
Además, en cumplimiento de la Directiva de Aves y de la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, recordamos que no se debería autorizar el aprovechamiento cinegético de estas especies por presentar un estado de conservación desfavorable, e insiste en que ya en el año 2011, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha dictó una Sentencia prohibiendo media veda en la región, debido precisamente a que se autorizó la caza de especies cuyas poblaciones presentaban un deficiente estado de conservación. A esta sentencia siguieron otras en la misma línea en Castilla y León y en la Comunidad de Madrid, ratificando estos argumentos.
En el caso de la tórtola europea, la otra gran damnificada de la caza en media veda, recordamos que la Comisión Europea mantiene abierto un procedimiento de infracción contra España por “autorizar la caza de la tórtola europea a niveles insostenibles” y que el plan de acción europeo en vigor además recomienda una “moratoria temporal”. Por ello, las comunidades autónomas no han autorizado, un año más, la caza de la tórtola europea durante la media veda.
Y es que el grave estado de conservación de esta especie llevó al Comité Científico del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico a emitir un Dictamen para su inclusión en el Catálogo Español de Especies Amenazadas con la categoría de Vulnerable, tal y como ya solicitó SEO/BirdLife en 2015. Tanto el MITECO como las comunidades autónomas han hecho caso omiso de los datos científicos y del citado dictamen, a excepción del gobierno vasco, que este año ha incluido a la tórtola europea en su catálogo de especies protegidas con la categoría de vulnerable. Posteriormente, informes de otros organismos como el IREC (Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos-CSIC), ponían de manifiesto que la situación poblacional -indicada por SEO/BirdLife- era peor de lo que se pensaba y su declive era aún más preocupante.
Mejorar las poblaciones de estas especies
Con el objetivo de recuperar sus poblaciones, las administraciones autonómicas y central deberían tener en cuenta los datos científicos y reducir la presión cinegética sobre las especies de aves objeto de caza. Además, proponemos:
- Mejorar la gestión de los ecosistemas agrarios: respetar linderos, setos y mosaicos, limitar el uso de herbicidas e insecticidas, crear bandas perimetrales sin tratamiento y, tener en cuenta en la reforma de la PAC, que las actividades humanas deben compatibilizarse con la conservación del patrimonio biológico.
- Mejorar la gestión de las masas arbóreas y del arbolado disperso de las zonas cercanas a entornos agrícolas: por ser estas zonas fundamentales para la nidificación de la tórtola europea. Además, realizar estudios sobre el ciclo reproductor de la especie para detectar posibles alteraciones en alguna de sus fases.
- Establecer una moratoria temporal o prohibiciones especiales por razones de orden biológico, para la caza de estas especies, al mismo tiempo que se aplican medidas de gestión y mejora del hábitat en las zonas incendiadas. En este sentido sería necesario la prohibición de la caza, no solo durante la media veda, sino también durante varios años en estas zonas afectadas, hasta que se recuperara mínimamente la cobertura vegetal.
- Seguimiento de las poblaciones, tanto a nivel nacional y autonómico, como en coordinación con otros países, mediante censos y estudios de productividad y éxito reproductor.
- Seguimiento del volumen anual de capturas y estudio de la incidencia de la caza (fechas, cupos, etc.) en estas especies.