Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) han analizado cómo la tolerancia al riesgo de las aves puede compensar el efecto que el cambio climático, entre otros factores, provoca en sus tendencias demográficas. El estudio ha sido publicado en la revista científica Behavioral Ecology y lo firman un grupo de autores entre los que está Mario Díaz, investigador del MNCN y presidente del Comité Científico de SEO/BirdLife.  En concreto, los investigadores han estudiado cómo cambian las tendencias en función del nivel de confianza y del estrés ambiental al que se ven sometidas y que varía según las zonas de su área de distribución. Los resultados apuntan a que esta compensación, que puede ser un hábito o deberse a la selección natural, las hace más vulnerables frente a riesgos como la depredación, empeorando su evolución demográfica en el sur de Europa.

 

De izquierda a derecha una paloma torcaz, Columba palumbus y gorriones comunes, Passer domesticus, en actitudes poco tolerantes al riesgo, y un carbonero común, Parus major, arriesgándose a alimentarse en un comedero para aves en un jardín. /Mario Díaz investigador del MNCN

De izquierda a derecha una paloma torcaz, ‘Columba palumbus’ y gorriones comunes, ‘Passer domesticus’, en actitudes poco tolerantes al riesgo, y un carbonero común, ‘Parus major’, arriesgándose a alimentarse en un comedero para aves en un jardín. /Mario Díaz investigador del MNCN

 

Las tendencias poblacionales o cambios demográficos de las aves son diferentes a lo largo de sus áreas de distribución. Generalmente, las poblaciones muestran tendencias más positivas en el centro de su área que en los bordes, donde las condiciones ambientales empeoran respecto a las de los lugares óptimos para la especie. En Europa, además, las condiciones son más estresantes hacia el sur que hacia al norte, debido a los efectos del cambio climático, y hacia el oeste que hacia el este, por el uso más intensificado de la tierra.

Los investigadores han estimado la tolerancia al riesgo como la distancia a la que las aves huyen cuando se acerca un observador: cuando son confiadas esta distancia disminuye. Durante una década han analizado el comportamiento de 338 poblaciones de aves de 139 especies en ocho países europeos que van desde Finlandia a España. Las poblaciones más tolerantes al riesgo, es decir, las que alzan el vuelo más tarde, gastan menos energía y están menos estresadas pero son más vulnerables a los depredadores. Las poblaciones más desconfiadas corren menos riesgos pero sufren mayores niveles de estrés y gasto energético.

Según Mario Díaz, “allí donde el ambiente es favorable no debería compensar asumir riesgos, de hecho, las poblaciones menos confiadas mejoran su demografía. Cuando las condiciones ambientales empeoran se esperarían mejores tendencias para las poblaciones más confiadas, ya que ahorran energía y sufren menos estrés”. Sin embargo, los resultados muestran que en ambientes desfavorables, son las poblaciones menos confiadas las que muestran cierta mejora de sus poblaciones. En general, las distancias de huida aumentan en el sur de Europa, donde las condiciones ambientales son peores en relación con un aumento de la abundancia de depredadores, es decir, las aves no son más confiadas sino todo lo contrario. “Los datos demuestran como las tendencias poblacionales y el comportamiento varían en toda Europa dando lugar a patrones complejos provocados por el estrés ambiental”, explica Díaz.

Los investigadores también han analizado como afectan a las tendencias poblacionales factores intrínsecos de las diferentes especies como el tamaño corporal, el carácter migratorio o sedentario, el tamaño relativo del cerebro o su asociación a hábitats cultivados.

 

 

 

 

 

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