Tras la entrada en vigor del Acuerdo de París, el Índice de Acción Climática 2017 (CCPI, en sus siglas en inglés) confirma el despegue, a escala global, de las energías renovables y avances positivos en materia de eficiencia energética. Sin embargo, el informe –coordinado por la ONG GermanWatch y la coalición europea Climate Action Network (CAN), de la que forma parte SEO/BirdLife- constata que los países europeos han bajado el ritmo. De hecho, el estudio baja una posición a España por su falta de acción durante este año: ocupa el puesto 33 de los 58 países analizados. Atendiendo solo a la UE, se sitúa en la posición 23 de los 28 Estados miembro de la UE, a pesar de ser el país más vulnerable al cambio climático del continente.
El CCPI, que se elabora anualmente por un panel de expertos, recoge datos de 58 países que aglutinan más del 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Este año, los tres primeros puestos de la lista permanecen vacíos dado que ningún país analizado –los grandes emisores- ha activado políticas para mantenerse en el límite de un calentamiento global de entre 1,5 y 2 grados centígrados.
Francia, en el cuarto lugar, encabeza el ranking por primera vez, beneficiándose de los esfuerzos realizados con motivo de la COP21. Le siguen Suecia y Reino Unido, al amparo de las promesas de acción climática presentadas por sus antiguos Gobiernos, aunque los cambios de Ejecutivo pueden poner en riesgo su actual posición.
España, por su parte, pasa a ocupar el puesto número 33 de la lista global, cerrando el grupo de países “moderados” en su acción climática, según los criterios establecidos por el CCPI. Con esta clasificación, pierde su anterior posición, en el número 32. En 2014, llegó a ocupar el puesto 23 y, desde entonces, los resultados han sido peores cada año. En este último informe, Hungría, a tan solo un punto de diferencia de España, ya se encuentra en la parte de la tabla cuya actuación es calificada como “pobre” por el informe.
Canadá (55), Australia (57) y Japón, a la cola, ocupan los últimos lugares de la tabla. Las políticas climáticas de Estados Unidos, en el puesto 43, y China, en el 48, siguen siendo “muy pobres” según los criterios del índice. En el caso del país norteamericano, su puntuación baja en todos los valores analizados por los expertos. No obstante, el estudio no refleja las potenciales consecuencias del Gobierno de Donald Trump.
Las buenas noticias llegan de economías emergentes como India (20), Argentina (36) o Brasil (40), que han mejorado sus respectivas posiciones. Marruecos lidera la lista en África.
“El análisis de este año confirma que muchos países de la UE, incluyendo a Reino Unido, Suecia, Dinamarca o Alemania, corren el riesgo de perder su liderazgo en el desarrollo de energías renovables. Varios Estados miembro han reducido sus inversiones en esta materia y en eficiencia energética, cuestionando los objetivos de mitigación acordados o fallando en la implementación de políticas que les permitan conseguir las metas fijadas a corto plazo”, explica Wendel Trio, director de CAN-Europe.
“Dinamarca, líder del índice durante los últimos cuatro años, está experimentando las consecuencias de su giro en políticas climáticas y ha caído hasta el puesto 13 este año. Las economías emergentes se están poniendo al día en sus procesos de transición energética y los países de la UE deben aumentar su ambición si quieren mantener el liderazgo”, añade.
“La situación de desgobierno del último año en España ha pasado factura en los esfuerzos del país para luchar contra el cambio climático. Con la legislatura que ahora comienza, el Gobierno que preside Mariano Rajoy tiene una oportunidad única para pisar el acelerador y escalar puestos en el ranking, algo que debería hacer como país europeo más vulnerable”, indica David Howell, responsable de Políticas Ambientales de SEO/BirdLife.
“Sin embargo, la discreta actuación del Ejecutivo en la COP22 no ha mandado esa señal: el presidente no habló finalmente en este crucial encuentro y, hoy en el plenario de la COP, la ministra Isabel García Tejerina, aparte de un nuevo compromiso de financiación para países en desarrollo, se ha limitado a repetir la posición que defendió en París y en campaña electoral. De eso ha pasado un año. El clima no ha estado en funciones: ¿Ha sido un año perdido completamente?”, concluye.