Prefiere las zonas abiertas de cultivo o matorral con lindes arboladas o bosques aislados de encinas, alcornoques, pinos, olivos o arbolado de ribera. En Extremadura aparece íntimamente relacionado con los cultivos de regadío, aunque es muy común también en riberos y dehesas.
Este gorrión se alimenta, principalmente, de semillas de diversas plantas, tanto silvestres como cultivadas (en especial, cereales), así como de frutos, brotes y otro tipo de materia vegetal que normalmente recolecta en el suelo. A menudo incluye en su dieta insectos y arácnidos de todo tipo que recoge del suelo o de la vegetación. La componente animal — como es habitual en muchos granívoros— resulta mayoritaria en la dieta de pollos y jóvenes, los cuales incorporan cada vez más materia vegetal en su alimentación a medida que se hacen adultos, hasta desarrollar, finalmente, unos hábitos alimentarios fundamentalmente herbívoros.
El periodo reproductor del moruno en nuestro territorio comprende desde abril hasta agosto. El nido puede ubicarse en multitud de lugares, aunque frecuentemente los construyen en árboles, bien en huecos del tronco, bien en horquillas. No es infrecuente, tampoco, que se instalen en construcciones abandonadas, postes o repetidores, así como al abrigo de nidos de aves más grandes, como cigüeñas, córvidos o rapaces. Aunque la especie es gregaria en todo momento —también a la hora de reproducirse—, el nido (dibujo 3) constituye una estructura independiente, desordenada y esférica, que presenta un pequeño orificio de entrada. Los materiales para su confección, como ramitas, tallos, hierba seca o raicillas para el exterior, y plumas, pelo y fibras vegetales finas para el interior, son aportados por ambos miembros de la pareja. La puesta puede constar de entre dos y ocho huevos de color blanco o verdoso profusamente moteados, y es habitual que cada pareja realice hasta tres puestas por temporada. La incubación —que dura 11-14 días— corre a cargo principalmente de la hembra, aunque su pareja la releva a menudo. Los pollos requieren de 12 a 15 días para completar su desarrollo y en su cuidado participan ambos sexos. Tras abandonar el nido, los jóvenes aún reclamarán alimento a sus progenitores durante cinco días más, momento en el que se independizan, aunque permanecen con la colonia.