Hoy hemos conocido con tristeza el fallecimiento de Francisco Javier Ruiz-Tomás Parajón una persona que tuvo un papel central en la aplicación de las Directivas de Medio Ambiente en España y en Europa.

Javier, como le conocíamos los que trabajamos con él, tras licenciarse en Derecho y ser secretario en un ayuntamiento, decidió ser de los primeros funcionarios españoles de la Comisión Europea. Allí llegó a ser Jefe Adjunto de las Unidades Jurídica y de Política de Cohesión e Impactos Ambientales de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea. Incluso, de forma temporal, llegó a ejercer las funciones de jefe de esas unidades. Desde esa atalaya observaba la aplicación de la normativa ambiental europea e iniciaba procedimientos de infracción contra los estados en caso de incumplimiento.

En esos momentos de construcción europea, Javier y sus compañeros optaron por ser valientes e iniciar innumerables procedimientos contra unos estados que veían las directivas de medioambiente y, especialmente, las de naturaleza más como floreros que como normativa inquebrantable.

Pese a las evidentes limitaciones de personal, Javier siempre defendió la apertura de nuevos procedimientos de infracción si había pruebas para ello. Esta política se tradujo en un gran número de sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (en ese momento, de las Comunidades Europeas) que forjaron la jurisprudencia de la que ahora gozamos. Esta actividad y las sentencias hicieron que los estados se tuvieran que poner las pilas y declarasen numerosas ZEPA y LIC, que se prohibiesen prácticas de caza, o que se tomasen en serio la evaluación de impacto ambiental, entre otras cuestiones.

Su carrera la terminó en Madrid como representante de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea ante las autoridades españolas, desde donde siempre atendió de forma admirable a las ONG y ayudó a las administraciones españolas a mejorar.

Así que gracias a él, y a un puñado de personas, la normativa ambiental europea cobró importancia y eso se vio reflejado en una mejor protección de nuestro entorno y nuestra naturaleza.

La ciudadanía euroopea tiene que estar agradecidos por su trabajo y su valentía. Mientras que las sentencias que consiguió sigan dictando jurisprudencia en Europa, su memoria quedará al lado de nosotros. Descansa en paz, Javier.

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