Hemos presentado alegaciones y sugerencias al nuevo Plan de Ordenación de los Recursos Forestales del Principado de Asturias (PORFPA) porque no está a la altura de los retos climáticos de la próxima década ni de la crisis de pérdida de diversidad biológica a la que se enfrenta el planeta.

Uno de los aspectos que más preocupa a la organización es que deja la puerta abierta a la plantación de nuevas especies de eucaliptos, siendo todas ellas de carácter invasor como se ha ratificado por dos dictámenes del Comité Científico del Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO). Una en 2012, donde se destaca el carácter invasor y potencial peligrosidad de la especie exótica Eucalyptus nitens y otra en 2017, en el que las científicas miembros del comité consideraron que “los datos científicos disponibles, recomiendan extremar la precaución con nuevas introducciones y plantaciones de Eucalyptus sp., y siempre que se observe naturalización de cualquier especie de este género en nuestro territorio se recomienda un seguimiento local y llevar a cabo medidas de erradicación antes de que se produzca la invasión”.

El modelo de gestión forestal que se debe desarrollar en Asturias, para ser consecuente con la declaración de Emergencia Climática, decretada por acuerdo de 12 de noviembre de 2021 del Consejo de Gobierno del Principado de Asturias, debería tener la conservación de los hábitats y valores naturales y servicios que proporcionan los bosques como el eje vertebrador sobre el que pivoten el resto de los objetivos económicos y sociales.

El PORFPA obvia cuestiones de gran importancia para la generación de empleo y la fijación de población en el medio rural como los aprovechamientos no maderables de las masas forestales y la multifuncionalidad de los bosques. Tampoco menciona la importancia de estos como soporte de la biodiversidad, teniendo en cuenta que estas formaciones son el hábitat de algunas de las especies amenazadas más emblemáticas como el urogallo o el oso pardo.

El 72% de la superficie de Asturias está ocupado por terreno forestal. “El plan debería ser un documento de ordenación fundamental, riguroso, que utilice los datos más actualizados disponibles, basado en la evidencia científica, con unos objetivos y prioridades concretas y dotado de un presupuesto para su ejecución debidamente justificado”, apunta Nicolás López, delegado territorial de SEO/BirdLife en Asturias.

Otras carencias del plan

Consideramos grave la falta de alineamiento del plan presentado con la Estrategia Forestal Nacional, con respecto a incluir un apartado en el Plan dedicado a la educación forestal con programas específicos de divulgación y sensibilización. A pesar de que se cita en el documento, no integra sus objetivos.

Otra carencia importante es que no evalúa la afección a las especies y hábitats de los espacios de la Red Natura 2000. También es muy importante que el Estudio Ambiental Estratégico del Plan analice en detalle el impacto, tanto directo como indirecto e inducido, que tendrá el plan sobre las especies protegidas e incluidas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y en el Catálogo Español de Especies Amenazadas, de acuerdo con lo establecido en la legislación estatal básica (Ley 42/2007, de 13 de diciembre).

Además, el PORFPA obvia el papel de los bosques como protectores ante la acción erosiva de los elementos. Miles de hectáreas de suelo forestal en Asturias se encuentran en riesgo de erosión. Uno de los efectos más visibles de esta situación se evidencia anualmente en los desprendimientos de tierra no solo provocan daños económicos y materiales en las vías de comunicación, sino que suponen un riesgo para las personas.

En ese sentido, recordamos que la supresión de los acotamientos al pastoreo después de los incendios forestales a través de la reforma de la Ley de Montes del año 2017 supuso un incremento del riesgo de erosión y, por tanto, de pérdida de productividad del suelo que sería conveniente replantear. Así, consideramos que el proceso para la elaboración del nuevo plan forestal es la oportunidad idónea para reabrir el debate en torno a una cuestión en la que el consenso científico es claro.

Otra ausencia notable en el borrador de Plan Forestal tiene que ver con la falta de referencias al impulso y potenciación de otras actividades productivas para desarrollar en los bosques, diferentes de las maderables, es decir, a la producción y diversificación de la producción y fomento de productos no maderables como hongos, miel o frutos.

Biomasa forestal

A pesar de que la comunidad científica desaconseja el uso de la biomasa como combustible alternativo, el PORFPA fomenta esta forma de explotación de los recursos forestales. La explotación forestal para la producción de energía eléctrica en centrales de biomasa presenta una importante incidencia sobre los ecosistemas y afecta de forma negativa al cambio climático ya al quemar se reducen los sumideros de carbono a la vez que se emiten toneladas de CO2 y otras sustancias contaminantes, provocando a su vez problemas para la salud de las personas.

Por otra parte, muchos de los ecosistemas forestales y su biodiversidad peligran por las talas excesivas para obtención de energía, que no solo afecta a cultivos forestales energéticos sino también a formaciones de matorral. Hay, por lo tanto, un riesgo alto de deforestación y un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero a escala mundial.

“Una gestión sostenible de los bosques que contribuya a la lucha contra el cambio climático y que tenga en cuenta “Soluciones Basadas en la Naturaleza” (SbN), debería ser uno de los principales objetivos de este Plan. Se debe garantizar una buena salud forestal en la que se apliquen prácticas silvícolas menos abusivas, excluyendo como único objetivo el de la producción e incluyendo buenas prácticas de gestión que lleven aparejada una disminución de las hectáreas de monocultivos forestales, a la vez que se potencia el aumento de las masas mixtas”, concluye Nicolás López.

 

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